Aún recuerdo cuando mi madre me repetía hasta la saciedad que comer muchos dulces y galletas me picarían los dientes, se me caerían y me convertiría en una niña desdentada. Lógicamente no la creía, no la hacía ni caso; además como se cayeron pero volvieron a crecer... a partir de ese momento empecé a añadir un par de pastillas de chocolate a las galletas.
Y un buen recordatorio de aquellas poco pensadas frases de nuestras madres que siempre caían en saco roto puede ser este tarro de cerámica en forma de muela, en el que podremos guardar todos los caramelos y galletas que nos vengan en ganas, además de un callado homenaje a nuestras 'mamis' será un bonito adorno para nuestra cocina.
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