
Recortamos la parte superior de una botella de agua o refresco, cogemos una de las bolsas de congelado o de cualquier otro tipo flexible que tengamos por casa y en dos segundos tenemos un recipiente completamente hermético donde guardar los restos no utilizados. Para salir del paso, vale. ¿O no?... Luego ya buscaremos una solución más bonita a la vista, porque útil lo será igual que esta.
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